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  • Aquí el único conflicto genuino es entre verdaderos creyentes. De un determinado texto de la Sagrada Escritura, una facción puede decir esto y otra aquello, pero ambas coinciden sin reservas en que el texto en sí es impecable, y ninguna de ellas, en medio de la más violenta disputa, se atrevería a acusar a la otra de dudar. Llamar a un hombre escéptico en estos lugares equivale a acusarlo de canibalismo. Ni siquiera el infiel Scopes ha sido acusado de tal infamia.