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  • Lo que obtuve en la escuela dominical... fue simplemente la firme convicción de que la fe cristiana estaba llena de absurdos palpables, y que el Dios cristiano era absurdo.... El acto de adoración, tal y como lo llevan a cabo los cristianos, me parece más degradante que ennoblecedor. Implica postrarse ante un ser que, si realmente existe, merece ser denunciado en lugar de respetado.