-
Casi me convencí de ser cristiano. Pensé que nunca más podría ser desconsiderado y mundano. Pero pronto olvidé mi oración matutina o me resultaba fastidiosa. Uno tras otro, mis viejos hábitos volvieron y la religión me importó menos que nunca.
Casi me convencí de ser cristiano. Pensé que nunca más podría ser desconsiderado y mundano. Pero pronto olvidé mi oración matutina o me resultaba fastidiosa. Uno tras otro, mis viejos hábitos volvieron y la religión me importó menos que nunca.