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Estoy hecho de otra manera. Me encanta ser estadounidense, amo a mi país. Pero me ocurrió durante la época de Nixon, especialmente antes del Watergate, que al ver a Nixon por primera vez en mi vida sentí vergüenza. Tuve que analizarme. ¿Qué es esta emoción? Me di cuenta de que mi gobierno estaba separado de mi país. Fue la primera vez que sentí vergüenza del gobierno, no del país.