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Crecí con un lápiz. Un lápiz era mi ordenador en aquella época y, por tanto, dibujar, dibujar, dibujar y las herramientas de dibujo eran las habituales y, con el tiempo, te vas graduando de las herramientas cuando el trabajo aumenta y empiezas a dibujar a mano alzada con la mayor precisión y exactitud posibles, y eso se me daba bastante bien.