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Y no creo que los niños sean inocentes. De hecho, nadie se lo cree en serio. Basta con ir a un parque infantil y ver a los niños jugando en el arenero. La noción romántica del niño dulce no es más que los padres proyectando sus propios deseos.
Y no creo que los niños sean inocentes. De hecho, nadie se lo cree en serio. Basta con ir a un parque infantil y ver a los niños jugando en el arenero. La noción romántica del niño dulce no es más que los padres proyectando sus propios deseos.