-
¿Qué me salvó entonces? Nada más que el embarazo. Y cada vez, después de dar a luz a mi obra, mi vida pendía suspendida de un delgado hilo.
¿Qué me salvó entonces? Nada más que el embarazo. Y cada vez, después de dar a luz a mi obra, mi vida pendía suspendida de un delgado hilo.