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A menudo acuso a mis mejores conocidos de una inmensa frivolidad; porque, si bien hay modales y cumplidos que no cumplimos, no nos damos las lecciones de honradez y sinceridad que se dan los brutos, o de firmeza y solidez que se dan las rocas. Sin embargo, la culpa suele ser mutua, pues no solemos exigirnos más unos a otros.