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Debo recordarles que nuestra credulidad no debe medirse por la verdad de las cosas que creemos. Cuando los hombres creían que la tierra era plana, no eran crédulos: estaban usando su sentido común, y, si se les hubiera pedido que probaran que la tierra era plana, habrían dicho simplemente: "Mírenla". Quienes se niegan a creer que es redonda están ejerciendo un sano escepticismo.