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El tiempo, cuyos millonarios accidentes se cuelan entre los votos, y cambian los decretos de los reyes, curten la belleza sagrada, embotan las intenciones más agudas, desvían las mentes fuertes hacia el curso de alterar las cosas.
El tiempo, cuyos millonarios accidentes se cuelan entre los votos, y cambian los decretos de los reyes, curten la belleza sagrada, embotan las intenciones más agudas, desvían las mentes fuertes hacia el curso de alterar las cosas.