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Siempre me regocijo cuando veo un tribunal lleno de un hombre de temperamento recto e inflexible, que en la ejecución de las leyes de su país puede superar todo temor privado, resentimiento, solicitud e incluso la propia piedad. Cualquiera que sea la pasión que entre en una sentencia o decisión, hasta ahí habrá en ella un tinte de injusticia. En resumen, la justicia descarta el partido, la amistad, el parentesco y, por lo tanto, siempre se la representa como ciega, para que podamos suponer que sus pensamientos están totalmente concentrados en la equidad de una causa, sin desviarse ni prejuzgarse por objetos ajenos a ella.