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Los padres protestantes siguen teniendo una Biblia a mano en casa, para que los niños puedan estudiarla, y una de las primeras cosas que aprenden los chiquillos y las chiquillas es a ser justos y santos y a no mearse contra la pared. Estudian esos pasajes más que cualquier otro, excepto los que incitan a la masturbación. Esos los cazan y los estudian en privado.