Autores:
  • El buen diarista escribe para sí mismo o para una posteridad tan distante que puede oír con seguridad cada secreto y sopesar con justicia cada motivo. Para ese público no hay necesidad ni de afectación ni de moderación. Sinceridad es lo que piden, detalle y volumen; la habilidad con la pluma es conveniente, pero la brillantez no es necesaria; el genio es incluso un obstáculo; y si conoces tu negocio y lo haces con valentía, la posteridad te permitirá mezclarte con grandes hombres, informar de asuntos famosos o haberte acostado con las primeras damas del país.

    Virginia Woolf (1967). “Collected essays”