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Amanece; los corceles en sus establos
patalean y relinchan cuando los llama el posadero;
El día vuelve, pero nunca más
Regresa el viajero a la orilla,
Y la marea sube, la marea baja.
Amanece; los corceles en sus establos
patalean y relinchan cuando los llama el posadero;
El día vuelve, pero nunca más
Regresa el viajero a la orilla,
Y la marea sube, la marea baja.