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Si ser venerado por tu benevolencia, si ser admirado por tus talentos, si ser estimado por tu patriotismo, si ser amado por tu filantropía, puede gratificar la mente humana, debes tener el grato consuelo de saber que no has vivido en vano. Y me halago a mí mismo de que no figurará entre los sucesos menos agradecidos de su vida el tener la seguridad de que, mientras conserve mi memoria, su sincero amigo pensará en usted con respeto, veneración y afecto.