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  • Los jóvenes matan a alguien por un puñado de monedas, luego se muestran despiadados, incluso despreocupados: oye, tío, cosas que pasan. Y sus padres atrapan al culpable: fue la ciudad, la policía, el sistema, la multitud, la música. Cualquiera menos él. Cualquiera menos yo.

    Anna Quindlen (2010). “Thinking Out Loud: On the Personal, the Political, the Public and the Private”, p.81, Ballantine Books