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  • ... mientras la mujer trabaje para secundar los esfuerzos del hombre y exaltar su sexo por encima del suyo, sus virtudes pasan incuestionables; pero cuando se atreve a exigir derechos y privilegios para sí misma, sus motivos, modales, vestimenta, apariencia personal y carácter son objeto de ridículo y detracción.

    Elizabeth Cady Stanton (1898). “Eighty Years and More: Reminiscences, 1815-1897”, p.241, UPNE