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Nuestras lágrimas no bastan. Nuestras palabras y nuestras oraciones no son suficientes. Si realmente queremos honrar a estos doce hombres y mujeres, si realmente queremos ser un país donde podamos ir a trabajar e ir a la escuela y caminar por nuestras calles libres de violencia sin sentido, sin que tantas vidas sean robadas por una bala de un arma, entonces vamos a tener que cambiar. Vamos a tener que cambiar.