La vida humana está tan extrañamente constituida que incluso una comprensión intelectual perfeccionada, combinada con la más rica experiencia, es incapaz de vencer las debilidades innatas. Aunque se analice a sí misma a fondo, la psicología (y éste es uno de los aspectos dudosos del psicoanálisis) puede, sin duda, reconocer sus características nativas defectuosas, pero no puede eliminarlas. Comprenderlas no es lo mismo que superarlas y, una y otra vez, vemos a los seres humanos más sabios impotentes ante el hecho de sus pequeñas locuras que todos los demás observan con una sonrisa.