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Donde va el enfoque, fluye la energía. Y donde fluye la energía, crece aquello en lo que te concentras. En otras palabras, tu vida está controlada por aquello en lo que te centras. Por eso tienes que centrarte en lo que quieres hacer, no en lo que temes. La próxima vez que te encuentres en un estado de incertidumbre, resiste al miedo. Cambia tu enfoque hacia donde quieres ir y tus acciones te llevarán en esa dirección.