-
La duda es a menudo la fuente de nuestra impotencia. Dudar es no tener fe, no tener esperanza ni fe. Cuando dudamos, nuestra autoconversación suena así: No creo que pueda. No creo que pueda'... Dudar es tener fe en el peor resultado posible. Es creer en la perversidad del universo, en que incluso si lo hago bien, algo que desconozco se interpondrá en mi camino, me saboteará o acabará conmigo.