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Una actitud de indignación permanente significa una gran pobreza mental. La política obliga a sus votantes a seguir esa línea y se puede ver cómo sus mentes se empobrecen más cada día, de un estallido de justa indignación al siguiente.
Una actitud de indignación permanente significa una gran pobreza mental. La política obliga a sus votantes a seguir esa línea y se puede ver cómo sus mentes se empobrecen más cada día, de un estallido de justa indignación al siguiente.