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En 1965, en el caso Reed contra Van Hoven, un tribunal determinó (237 F.Supp. 48. W.D.Mich. 1965.) que estaba permitido que los alumnos rezaran durante la comida en el colegio siempre que nadie supiera que estaban rezando; es decir, no podían decir palabras ni mover los labios, ¡pero podían rezar sólo si nadie lo sabía!