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Las raíces de la capacidad de un niño para salir adelante y prosperar, independientemente de las circunstancias, residen en que ese niño haya tenido al menos un lugar pequeño y seguro (¿un apartamento? ¿una habitación? ¿un regazo?) en el que, en compañía de una persona cariñosa, ese niño pudo descubrir que era adorable y capaz de corresponder al amor. Si un niño descubre esto durante sus primeros años de vida, puede crecer y convertirse en una persona competente y sana.