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Ninguna convención llega a serlo si no es por la gracia de un montón de gente inteligente y poderosa que primero la inventa y luego la impone a los demás. Puedes estar bastante seguro, si eres estrictamente convencional, de que estás siguiendo a un genio... muy lejos. Y a menos que uno mismo sea un genio, eso es algo bueno.