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... es más que una pequeña traición a la República llamar sirviente a un ciudadano libre. A toda la clase de mujeres jóvenes, cuyo sustento depende de su trabajo, se les enseña a creer que la pobreza más abyecta es preferible al servicio doméstico. Cientos de muchachas semidesnudas trabajan en las fábricas de papel, o en cualquier otra manufactura, por menos de la mitad del salario que recibirían en el servicio; pero piensan que su igualdad se ve comprometida por este último, y nada, excepto el deseo de obtener algún artículo particular de adorno, las inducirá jamás a someterse a él.