La esperanza del cristiano es inseparable de su fe. Quien cree en la inspiración divina de las Sagradas Escrituras debe esperar que la religión de Jesús prevalezca en toda la tierra. Nunca desde la fundación del mundo han sido las perspectivas de la humanidad más alentadoras para esa esperanza de lo que parecen ser en el momento presente. Y que la distribución asociada de la Biblia prosiga y prospere hasta que el Señor haya hecho 'desnudo su santo brazo a los ojos de todas las naciones, y todos los confines de la tierra vean la salvación de nuestro Dios' (Isaías 52:10).