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Los jóvenes aman y aprecian a las personas y los lugares de los que reciben las habilidades y el apoyo emocional que les permiten salir adelante en el mundo o satisfacer sus necesidades humanas básicas. Esas mismas personas y lugares suelen ser los primeros receptores de la frustración y la ira -violencia, vandalismo, falta de respeto- de los jóvenes que no se desenvuelven bien en el mundo. Sospecho que ésta es la razón por la que la violencia personal y contra la propiedad escolar está aumentando más rápidamente que los robos en las escuelas y las tasas de abandono escolar.