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El reto para mí no era sólo el trabajo protésico y cómo moverme como lo haría un hombre mayor, sino más bien cómo tener 50 años de experiencia en el lugar de trabajo y hablar con un joven Robert F. Kennedy como si fuera un advenedizo político que no sabía de qué demonios estaba hablando. Ese fue el gran reto [en el mоvie de J. Edgar Hoover].