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Sé fiel al tiempo que dedicas a la oración y asegúrate de que al menos la mitad de tu oración la pasas en silencio. Esto te acercará más a Jesús. Si profundizas en tu vida de oración, crecerás en santidad y obtendrás muchas gracias para las almas confiadas a tu cuidado. Profundizad en el amor mutuo rezando los unos por los otros y compartiendo los pensamientos y las gracias que habéis recibido en la oración y en la lectura.