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Los cristianos no pueden evangelizar de verdad a menos que estén preparados para ser evangelizados en el proceso. Al compartir la Buena Nueva, las personas se enriquecen con la visión espiritual, las preguntas sinceras y la profunda devoción que demuestran los creyentes de otras religiones. Incluir a los demás implica escucharles y aprender de ellos. Mucho de lo que existe en otras confesiones no tiene por qué ser hostil al Reino. Los cristianos pueden aprender mucho de otras formas de vida.