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El mundo no busca más pruebas doctrinales de la realidad de Dios. No busca más pruebas de la resurrección ni mejores argumentos sobre la creación. El mundo busca cristianos que puedan hacer frente a todas las crisis, miedos, problemas y dificultades y permanecer tranquilos y en paz en medio de todo ello. El mundo necesita ver a los hijos de Dios confiando plenamente en su Señor.