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Así como la sociedad más verdadera se acerca siempre más a la soledad, así el discurso más excelente cae finalmente en el Silencio. El Silencio es audible para todos los hombres, en todo momento y en todo lugar. Ella es cuando oímos interiormente, sonido cuando oímos exteriormente. La creación no la ha desplazado, sino que es su marco y su lámina visibles. Todos los sonidos son sus sirvientes y proveedores, proclamando no sólo que su dueña es, sino que es una dueña rara, y que hay que buscarla fervientemente.