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Es el deleite del talento vulgar deslumbrar y atar al espectador. Pero el verdadero genio trata de defendernos de sí mismo. El verdadero genio no empobrecerá, sino que liberará y añadirá un nuevo sentido. Si un sabio apareciera en nuestro pueblo, crearía, en quienes conversaran con él, una nueva conciencia de riqueza, al abrirles los ojos a ventajas no observadas; establecería un sentido de igualdad inamovible, nos calmaría con la seguridad de que no podríamos ser engañados; pues cada uno discerniría los controles y garantías de la condición.