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Que la fama, que todos persiguen en sus vidas,
viva inscrita en nuestras tumbas de bronce
Y luego nos honre en la desgracia de la muerte;
Cuando, a pesar del cormorán que devora el tiempo,
El esfuerzo de este aliento presente puede comprar
Ese honor que aplacará el filo de su guadaña
Y nos haga herederos de toda la eternidad.