El periodismo sólo nos cuenta lo que hacen los hombres; es la ficción la que nos dice lo que piensan y, más aún, lo que sienten. Si una nueva teoría científica encuentra el alma de un hombre en sus sueños, al menos no debería dejar de lado sus sueños diurnos. Y toda ficción es sólo un diario de sueños diurnos en lugar de días. Y esta profunda preocupación de las mentes de los hombres por ciertas cosas siempre acaba teniendo un efecto incluso en la expresión externa de la época.