Autores:
  • ¿Qué pasaría si un hombre me salvara la vida con un trago que estaba preparado para envenenarme? La providencia del hecho no exime en absoluto de la oblicuidad de la intención. Y la misma razón es válida incluso en la religión misma. No es el incienso o la ofrenda lo que es aceptable a Dios, sino la pureza y devoción del adorador.