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¡Dios mío! Te doy gracias por el baño del sueño, Que envuelve en bálsamo mi cansado corazón y mi cerebro, Y ahoga en sus aguas tranquilas y profundas Mi pena y mi dolor. Te doy gracias por mis sueños, que sueltan el lazo que ata mi espíritu a su carga diaria, Y le dan alas de ángel, para volar más allá de su morada atada al sueño.