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En la juventud, el dolor se precipita y se desborda, pero también se seca, como el torrente. En el invierno de la vida permanece como un estanque miserable, resistiendo toda evaporación.
En la juventud, el dolor se precipita y se desborda, pero también se seca, como el torrente. En el invierno de la vida permanece como un estanque miserable, resistiendo toda evaporación.