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Haz oídos sordos a las insinuaciones de los chismosos, calumniadores, picoteadores o malévolos detractores, que, mientras duermen los hombres tranquilos, sembrando la cizaña de la discordia y la división, distraen la tranquilidad de la caridad y de toda sociedad amistosa. Ésas son las lenguas que incendian el mundo, las que hunden la reputación y, como la de la calabaza de Jonás, marchitan un buen nombre en una sola noche.