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Un gran hombre de negocios contaba en Henry Ford que un cochero era un experto con el látigo. El cochero contaba que era capaz de apartar una mosca de la oreja de su caballo con el látigo, y, cuando una mosca se posó en ese momento, no tardó en hacerlo. Luego vio un saltamontes junto a la carretera, y lo apartó con igual destreza. Un poco más adelante, el pasajero vio un insecto en un arbusto y le dio un codazo al conductor para que lo cogiera. Ni lo sueñes, respondió el maestro del látigo. Ese insecto es un avispón sentado en su nido con una organización detrás. Lo dejo en paz.