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Por debajo de toda la corteza de las concepciones humanas, de las ideas humanas, Cristo hundió un pozo artesiano en una fuente de felicidad tan pura y bendita que aún el mundo no cree en ella.
Por debajo de toda la corteza de las concepciones humanas, de las ideas humanas, Cristo hundió un pozo artesiano en una fuente de felicidad tan pura y bendita que aún el mundo no cree en ella.