-
El amor a la admiración conduce al fraude, mucho más que el amor al elogio; pero, por otra parte, este último es mucho más propenso a echar a perder nuestras: buenas acciones por la sustitución de un motivo inferior.
El amor a la admiración conduce al fraude, mucho más que el amor al elogio; pero, por otra parte, este último es mucho más propenso a echar a perder nuestras: buenas acciones por la sustitución de un motivo inferior.