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En nuestro trato diario con los hombres, nuestras facultades más nobles se adormecen y se oxidan. Nadie nos hará el cumplido de esperar nobleza de nosotros. Aunque tengamos oro para dar, ellos sólo exigen cobre.
En nuestro trato diario con los hombres, nuestras facultades más nobles se adormecen y se oxidan. Nadie nos hará el cumplido de esperar nobleza de nosotros. Aunque tengamos oro para dar, ellos sólo exigen cobre.