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  • A pesar de toda nuestra penosa sabiduría, a pesar de toda nuestra esclavitud al hábito que destruye el alma, no cabe duda de que todos los hombres tienen pensamientos sublimes; que todos los hombres valoran las pocas horas reales de la vida; les encanta ser escuchados; les encanta ser atrapados por la visión de los principios. Marcamos con luz en la memoria las pocas entrevistas que hemos tenido, en los años lóbregos de la rutina y del pecado, con almas que hicieron nuestras almas más sabias; que hablaron lo que pensábamos; que nos dijeron lo que sabíamos; que nos dieron permiso para ser lo que sólo éramos.

    Ralph Waldo Emerson (1983). “Essays and Lectures”, p.89, Library of America