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Tengo talento para el silencio y la brevedad. Puedo guardar silencio cuando me parece mejor hacerlo, y cuando hablo puedo, y suelo, dejarlo cuando he terminado. Este talento, o estos dos talentos, los he cultivado. El silencio y el hablar de forma concisa y breve me han proporcionado algunos laureles y, sospecho, me han hecho perder algunos. No hay probabilidades. Haz lo que te es natural y seguro que obtendrás todo el reconocimiento al que tienes derecho.