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  • Si pudiera resumir mis sugerencias a los padres en los últimos veinticinco años, serían: preocúpate menos, critica menos, sermonea menos, escucha más, diviértete más, sé más honesto con tus propios sentimientos, desarrolla tus propias alegrías y amistades, y no te preocupes por las cosas pequeñas (que son casi todas). El objetivo no es ser un padre perfecto, porque eso no existe. La esperanza es ser un padre lo suficientemente bueno para que tu hijo salga de casa como un adulto responsable capaz de cuidar de sí mismo.