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La mirada es magia natural. La misteriosa comunicación que se establece a través de una casa entre dos completos desconocidos, mueve todos los resortes del asombro. La comunicación por la mirada no está sometida en su mayor parte al control de la voluntad. Es el símbolo corporal de la identidad con la naturaleza. Miramos a los ojos para saber si esa otra forma es otro yo, y los ojos no mienten, sino que confiesan fielmente qué habitante hay allí.