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La fuerza física no tiene valor, donde no hay nada más. La nieve en los neveros, el fuego en los volcanes y las solfataras es barato. El lujo del hielo está en los países tropicales y en pleno verano. El lujo del fuego es tener un poco en nuestro hogar; y de la electricidad, no las descargas de la nube cargada, sino la corriente manejable en los cables de la batería. Lo mismo ocurre con el espíritu o la energía; los restos o vestigios de él en el hombre civil y moral valen más que todos los caníbales del Pacífico.