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Es vergonzoso que el hombre descanse en la ignorancia de la estructura de su propio cuerpo, especialmente cuando el conocimiento de la misma conduce principalmente a su bienestar, y dirige la aplicación de sus propios poderes.
Es vergonzoso que el hombre descanse en la ignorancia de la estructura de su propio cuerpo, especialmente cuando el conocimiento de la misma conduce principalmente a su bienestar, y dirige la aplicación de sus propios poderes.